“Deja de esperar que otros te vean o validen quién eres…
reclámalo tú,
No es “grandiosidad” ni “arrogancia”,
Es TU VERDAD,
aduéñate de ella.”
Esta frase que escribí de mí para mí me ayudó a cambiar mi vida.
No, nadie iba a venir a “descubrirme” y darse cuenta de que sí era talentosa y “buena persona”.
No, nadie iba a “arreglarme” mágicamente.
No, nadie me iba a dar permiso.
Tenía que dármelo yo.
YA ERA HORA.
Sé que hay muchos “tenías” en lo que escribo y el “debería” ya no es parte de mi vida…
Excepto cuando es para elegirme a mí y a mis sueños.
En ese momento SÍ TENÍA QUE HACERLO.
Ya no había PLAN B.
No era solo yo.
No había nada mal conmigo.
No era más defectuosa que nadie.
Eran mis programaciones.
Era mi propio trauma y el trauma sistémico.
Era mi vida en un sistema que desempodera al otro,
principalmente a las mujeres y, que constantemente nos pide
ser perfectas,
sacrificarnos,
no brillar demasiado,
no querer “más”,
no ser “demasiado”
y al mismo tiempo que nos taladra
las una y mil formas en las que no somos suficientes.
Esto pensaba yo de mí:
“Soy una estresada, perfeccionista (porque TENÍA que serlo), insensible, exigente, independiente, fuerte, madura, pragmática, productiva y eficiente”.
No confiaba en la vida y muchos menos confiaba en el otro.
Cargaba todo en MIS hombros.
En este camino he llorado mi ego herido más veces de las que me hubiera gustado.
Resulta que sí sabía lo que quería, solo no creía que fuera posible para mí.
Quise acomodarme a un mundo y a un sistema cuyas formas no eran las mías.
Quise ser quien no era.
Sobre todo me vi menos poderosa de lo que en realidad era.
Trauma, Embodiment, energía, cuerpo, movimiento, patriarcado, capitalismo, energía femenina, subconsciente…
Fui encontrando respuestas y camino.
Lo fui creando para mí, a mi estilo, desde adentro y no desde afuera.
Dejé de conformarme.
Me atreví a incomodarme aún más, pero sobre todo a incomodar a otros.
Hoy puedo vivir la vida que sí se siente mía porque la creé yo, con mis propias reglas, con mi PODER, MAGIA y DESEOS.
Hoy confío en mí, pero también en la vida, en mi misión y en los cientos de mujeres que estoy destinada a servir. Ya se siente seguro hacerlo.
Hoy la incomodidad es mi fiel compañera porque quiero hacerlo mejor, por mí y por el mundo.
Hoy acompaño a cientos de mujeres rompedoras de esquemas a hacer lo mismo:
RECLAMAR LA VERDAD DE QUIEN SON Y DE LO QUE QUIEREN.
OCUPAR ESPACIO.
CREAR NUEVAS FORMAS DE TRABAJO Y DE VIDA, más libres, prósperas y disfrutables, MIENTRAS CONTRIBUYEN AL BIEN COMÚN AL HACERLO.
¿Qué cuáles son mis talentos?
Esos que yo consideraba defectos:
Mi disrupción, Mi ser cuestionadora y Mi ser incómoda.
Mi capacidad de ver al otro y envisionar el futuro.
Mi capacidad de estar en la luz y en la sombra por igual y permitirlo todo.
Mi “habilidad” de “canalizar” información y sabiduría para otros.
Mi capacidad de sostener mucha información compleja (que a veces es muy abrumador) y encontrarle forma, conexión y sentido.
Mi expresión apasionada, mi ser intensa y “too much”.
Mis contradicciones.
Mi egocentrismo (sí, mi egocentrismo es mi talento).
Hoy me reconozco como activadora de libertad y despertadora de almas.
Hoy guío en la creación de nuevas formas.
Hoy camino en la oscuridad y te la voy iluminando a ti mientras tanto.
Hoy estoy convencida:
NO HAY NADA MAL CONTIGO,
lo que está mal son las programaciones desde las cuales nos vemos obligadas a operar.
Aquí no hay nada que corregir ni arreglar. Aquí quien eres en esencia es más que suficiente.
Solo tienes que quitarte velos, regresar ahí y saltarte todo lo que te dijeron que podías ser y no ser.
Aquí te veo en todo TU POTENCIAL y sostengo la visión de una vida grande y abundante que estoy convencida existe para ti.
Aquí TODO ES POSIBLE.
Aquí creamos nuestro propio juego,
activamos nuestra alma
y dejamos de pedir perdón y permiso.